lunes, 19 de diciembre de 2011

Destino

Notar que se hace de noche y que el aire te falta, que te falta una parte de ti que ya no encuentras, mirar en el suelo por si se te ha caído, y solo ver cristales rotos, fotos quemadas y portarretratos desencolados.

Ver como se disipa cada segundo en el aire como si fuera el humo de un cigarrillo que se va y te va consumiendo, lentamente caloría a caloría, mientras que lo único que puedes hacer es mirarlo. Ver tus ojos reflejados en los de un anciano y en los de un niño sin saber realmente a quien te pareces más, o quien preferirías ser. Un cúmulo de preguntas, sin preguntar y sin responder, una montaña de dudas irresolubles que te sepultan en cuanto quieres, siquiera, plantearlas superficialmente.

Leer un fragmento de un autor conocido, y ver que es justo eso lo que te gustaría expresar, sentir la impotencia que se mueve por tus venas, la misma impotencia cuando sabes de la enfermedad de un familiar, cuando sabes que jamás regresará y aún sigue estando aquí. Pero menos que cuando sabes que sus allegados ya lo dieron todo por perdido, si es que alguna vez pensaron lo contrario o tuvieron una mínima esperanza.

 Que voluble es el tiempo, que frágil el momento y como nos afecta el supuesto moverse del destino, un destino tan predefinido como aleatorio, tan predecible como cambiante. Muchas veces pienso que el destino existe y de lo que somos libres es de elegir el camino que nos lleve a él. Después, me quiero equivocar, pero a veces deseo que sea realmente así.


domingo, 18 de diciembre de 2011

Wake UP!!

Regodeándote del pasado, viviendo sobre la mierda de los errores, siendo completamente incongruente, pensando de una manera retorcida y vil. Vuelves y vuelves, y te estrellas, no dándote cuenta de lo que ocurre, y no solo una vez ni dos, no...

Pero es que no te enteras o no te quieres enterar, que el pasado pasado está y que el futuro algo nuevo te deparará. ¡Pero date cuenta! O el golpe acabará contigo si es que no lo estás ya.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Armonía

El canto desencajado de la mandíbula de un loco, el sonido de unos tambores que se acercan a lo lejos y se unen, el tañido de una campana a la hora en punto, el piar del gorrión al amanecer, el ruido de la gota de lluvia cayendo contra el suelo en una tarde, del café borboteando el domingo por la tarde, el sonido del balón contra la pared y la risa de los niños, el eureka del genio, el llanto del bebé, las lágrimas de la viuda, los gritos del adolescente, el silencio del anciano...

Se entremezclan, se componen, superponen e intercalan, suben y bajan de intensidad, se modula el tono, se oye tu voz, y ahora ya no, se escuchan otras muchas que suben rápidamente y desaparecen.

 La armonía del todo, la melodía que guía nuestros pasos. La que cada en el mundo  oye y que nadie escucha, la que solo atinamos a percibir cuando nos encontramos alicaídos y desanimados para hacer reverdecer la esperanza, la de una mejora, de un cambio en nuestras vidas.


Sé que ahora lo necesitas, sé que te hace falta, por eso te lo pongo, por eso lo "intento" escribir...