miércoles, 22 de febrero de 2012

Por mucho que te escondas.

Despertar y ver que todo es como siempre a sido, que todo sigue igual que cuqndo te acostaste. Solo fue un sueño, nada era real. Pensar que has escapado a tu pasado, que el mundo comenzaba a girar hacia el lado correcto, que de verdad existía ese mundo del mañana, mas no podías estar más equivocado.

El pasado nos persigue con sus sombras y recuerdos, con mensajes desesperados de aquel lejano día que juraste olvidar y nunca mirar atrás. Pero no puedes escapar y todo sigue igual.

Intentando huir y no poder escapar de un pasado que te sigue, un pasado no olvidado. Te escondes y te encuentra.

lunes, 20 de febrero de 2012

La suerte sabe enseñar

Cuando crees que lo que conoces como suerte te da la espalda dejas de preocuparte por ella. Olvidas su existencia y vives sin tenerla en cuenta, forzando la máquina en la cual te has convertido hasta ponerla al máximo de sus posibilidades, exprimiendo cada gota de zumo que te aportan las oportunidades que van surgiendo de una manera u otro.

Y, sin apenas date cuenta, esa suerte aparece y decide las cosas, les da la vuelta y las pone en tu contra, o a tu favor. Tus planes se derrumban y entran en juego factores que hasta ese preciso instante desconocías, lo que  era blanco ahora es negro y lo que es negro se ha tornado en blanco y la escala ya no es cromática, sino que solo es de grises.

Vivimos obviando cosas que no deberíamos omitir, y cuando algo no nos sale como planeamos todavía nos atrevemos a maldecir a nuestra suerte, por así llamar a esas variables no contempladas, por no permitirnos alcanzar nuestro objetivo. Esto no quiere decir que debamos calcular nuestra vida al mínimo detalle, si no que cuando fallemos en nuestros empeños, lo que debemos hacer es buscar nuestro error y corregirlo, algo sencillo y claro.


jueves, 2 de febrero de 2012

"The story of History"

Esta es la historia de la historia, la historia que la historia nos cuenta, que todos oímos pero que nadie escucha, el grito de los tiempos y el susurro de los dioses, de esos que creemos que nos tienen abandonados. Ahora, recoge tus oídos y ojos del suelo, y escucha lo que oías, ve lo que ignorabas y reza a tus dioses.

Trabajando en el tiempo, viendo como cada minuto, casa segundo se escurre, viendo como los demás crecen, se reproducen y mueren, como poco a poco todo cambia, todo muta, nada permanece, excepto que nada lo hace. Desde la torre más alta, observando, como si estuviéramos fuera, todo lo que nos rodea, casi sin excepción con una perspectiva de 350º, un gran ángulo que sin embargo deja fuera lo más importante.

Uno a uno los mitos van cayendo, las torres se derrumban y no queda nada más que campo, que se transformará en un desierto, el cual pronto será una ciénaga, después un humedal, luego una selva, después los grandes árboles desaparecerán dejando paso a la pradera que la que algún día los hombres anhelarán y volverán a construir mitos y torres en ella, las cuales volverán a caer, irremediablemente.

Pero la esencia permanece, la tierra no se escapa, no, ahí está para que unos tras otros la vayan ocupando como si no fuera cosa suya lo que ocurriera, como si no fuese cosa de nadie. Y en realidad puede que no lo sea. Pero un inhospito pensamiento deambula por nuestra cabeza haciendo que pensemos de la única manera que sabemos hacerlo: de manera egoísta.


El sumamente subnormal ser humano y su chovinismo extremo, (el cual ha relegado a todos los demás seres vivos a un segundo plano como poco) se ha olvidado de que él también pertenece a ese todo, que tan artificial son sus utensilios como el hormiguero de unas termitas, como la presa de unos castores o como los nidos de las cigüeñas. Ha creído estar por encima de todo cuando resulta que no puede, porque parte de ese todo es él mismo.

Pero ahora la historia juzgará al hombre, acompañada del tiempo, y le dará su merecido, le pondrá donde debe estar. Y me parece que todos sabemos que le debería ocurrir al hombre.