domingo, 29 de abril de 2012

No más grande que mis pies

El círculo se estrecha. Las opciones se reducen y solo quedan reacciones equivocadas, poco útiles o dolorosas.

Mirando con los ojos del corazón esperas que llegue y yo no sé ir. No se ir porque ya olvidé el camino y me niego a recordarlo una vez más. Me niego a volver como cada vez que me llamas porque cuando llego ya nunca estás allí.

Ahora, cobarde, he decidido no volver a cometer el mismo error aunque sé que esta vez será distinto, pero la sombra del abandono planea sobre mi cabeza y ya no queda nadie con quien hablar. Las personas que me apoyaron necesitan vivir sin mi, sin mis neuras y sin mis pensamientos envenenados que impiden su felicidad. Debo inmunizar mi corazón de mis propios venenos y conseguir que mi cerebro controle lo que yo le deje.

Aún así el círculo se cierra, mis opciones disminuyen y solo huyo, sin deber, en vez de enfretarme a mis fantasmas cuando en realidad debería darme la vuelta y mirarles a los ojos, y solo ver, que no son nada más que una sombra del pasado. Una sombra que me atormenta. Pero más me atormenta la luz que los haría desaparecer.

Mientras tanto yo sigo vagando confuso dentro y fuera de mi mente, sin rumbo, perdido, esperando que el círculo no sea mucho más grande que mis pies.

martes, 3 de abril de 2012

Espirales

Tic-tac.  Cuando oyes el Tic, sabes que después viene el Tac, pero después vuelve el Tic y de nuevo el Tac. 

El tiempo no abandona a los que le persiguen. El tiempo no ignora a los que le esquivan. El tiempo no olvida. Nosotros sí.

Nos esforzamos por ignorar a gente que deberíamos tener en cuenta cada momento de nuestra vida, abandonamos a las personas que nos apoyan y nos ayudan sin el menor reparo cuando nos ofrecen más dinero, vendiendo nuestro alma al mejor postor. Olvidamos aquello que ocurrió en el pasado e intentamos reírnos para quitarle la importancia que una vez tuvo. Negociamos treguas con nosotros mismos. Treguas que caducan cuando menos las esperamos y nos pillan con la guardia baja dejándonos indefensos y ofrecidos para que nuestra "integridad" sea totalmente vapuleada y estampada contra el suelo.

Al final todo acaba volviendo, el tiempo, el cual creíamos que era una línea con principio y fin, no es más que un círculo, como mucho una espiral, en la que vivimos y siempre acabamos regresando al mismo punto, en el cual tenemos una deuda pendiente. Una deuda que hasta que no es pagada no permite avanzar hacia ninguna dirección. No permite desplazarnos.