Mi corazón ya no late.
El repiqueteo de una aguja y un engranaje suena en mi pecho. a he perdido el norte, ahora solo tengo tiempo que se encuentra milimétricamente prefijado y predefinido por mi cabeza. Mi corazón es un reloj, que mide los pulsos, un metrónomo de mi vida que controla el compás de mis actos, haciéndolos totalmente precisos y desoladoramente fríos. Calculada cada acción, calculada cada reacción, calculado cada sentimiento...
Un tic-tac, pero no de los de los relojes de ahora, un tic-tac metálico y mecánico, al borde del colapso provocado por la herrumbre producida por los escapes del tiempo y la vida, que entremezclados oxidan el simple mecanismo de esta bomba de existir y no vivir. Ahora cuando todo creía acabado, cuando las mañanas empezaban a brillar de nuevo, veo una foto.
Y empieza a bombear
Cada gota de tinta que caiga será una lágrima que no supiste verter a tiempo, un sueño abandonado o una esperanza perdida.
sábado, 23 de junio de 2012
viernes, 22 de junio de 2012
Pienso
Me gusta pensar.
Me gusta pensar que estoy vivo, que siento, que hay gente que me quiere, que quiero a gente, que hay personas que me necesitan, que yo necesito a otras personas. Me gusta pensar que mi sed de conocimiento, verdad y justicia persiguen algo más que satisfacción personal. Me gusta pensar que habrá un mañana, y hay veces que incluso me atrevo a pensar que habrá un mañana mejor. Me gusta pensar que hay gente que lee lo que escribo desde el principio hasta el final, que intenta comprenderme y se siente identificada con lo que escribo. Me gusta pensar que mis compañeros me aprecian y que puedo llegar a ser ejemplo para alguno de ellos. Y sobre todo me gusta pensar que los que me rodean son felices. Todas estas cosas me hacen sentir vivo y feliz.
No me gusta pensar
No me gusta pensar lo que amé y abandoné por miedo, lo que la gente dice de mi a mis espaldas, los comentarios hirientes gratuitos. No me gusta pensar en las mentiras que he contado, cuento y contaré, no me gusta pensar en los sueños que he olvidado, en las veces que me he prometido algo a mi mismo y me he decepcionado a mi mismo y a los que me rodean. No me gusta pensar en ti al acostarme. No me gusta pensar en el "nunca lo conseguiré", en el "no lo entiendo" o el "no me atrevo". No me gusta pensar en mi forma de ser algunas veces con las demás personas, la facilidad que tengo a veces de desconectar de aquellos que me quieren y se desviven por mi. Odio pensar en las oportunidades desaprovechadas y las ovaciones inmerecidas, en los méritos ficticios y los logros de papel mojado. En las gotas de olvido y los humos de desilusión. No me gusta pensar en lo oscuro de mi futuro y en la felicidad que no alcanzaré. Pero sobre todo no me gusta pensar en el dolor que sienten los míos. Todas estas cosas me hacen sentir débil y triste.
Pero aún así, pienso, porque no puedo vivir en el más absoluto auto-ostracismo, sin compadecerme de mi mismo pero sin aplaudirme en cada momento. Pienso, como consecuencia de mi humanidad.Pienso porque Adán y Eva tomaron el fruto prohibido. Pienso porque está en mi condición.
Pienso porque me hace libre, me diferencia de los demás y me permite mantener el espíritu crítico.
Me gusta pensar que estoy vivo, que siento, que hay gente que me quiere, que quiero a gente, que hay personas que me necesitan, que yo necesito a otras personas. Me gusta pensar que mi sed de conocimiento, verdad y justicia persiguen algo más que satisfacción personal. Me gusta pensar que habrá un mañana, y hay veces que incluso me atrevo a pensar que habrá un mañana mejor. Me gusta pensar que hay gente que lee lo que escribo desde el principio hasta el final, que intenta comprenderme y se siente identificada con lo que escribo. Me gusta pensar que mis compañeros me aprecian y que puedo llegar a ser ejemplo para alguno de ellos. Y sobre todo me gusta pensar que los que me rodean son felices. Todas estas cosas me hacen sentir vivo y feliz.
No me gusta pensar
No me gusta pensar lo que amé y abandoné por miedo, lo que la gente dice de mi a mis espaldas, los comentarios hirientes gratuitos. No me gusta pensar en las mentiras que he contado, cuento y contaré, no me gusta pensar en los sueños que he olvidado, en las veces que me he prometido algo a mi mismo y me he decepcionado a mi mismo y a los que me rodean. No me gusta pensar en ti al acostarme. No me gusta pensar en el "nunca lo conseguiré", en el "no lo entiendo" o el "no me atrevo". No me gusta pensar en mi forma de ser algunas veces con las demás personas, la facilidad que tengo a veces de desconectar de aquellos que me quieren y se desviven por mi. Odio pensar en las oportunidades desaprovechadas y las ovaciones inmerecidas, en los méritos ficticios y los logros de papel mojado. En las gotas de olvido y los humos de desilusión. No me gusta pensar en lo oscuro de mi futuro y en la felicidad que no alcanzaré. Pero sobre todo no me gusta pensar en el dolor que sienten los míos. Todas estas cosas me hacen sentir débil y triste.
Pero aún así, pienso, porque no puedo vivir en el más absoluto auto-ostracismo, sin compadecerme de mi mismo pero sin aplaudirme en cada momento. Pienso, como consecuencia de mi humanidad.Pienso porque Adán y Eva tomaron el fruto prohibido. Pienso porque está en mi condición.
Pienso porque me hace libre, me diferencia de los demás y me permite mantener el espíritu crítico.
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