sábado, 23 de junio de 2012

Óxido

Mi corazón ya no late.

El repiqueteo de una aguja y un engranaje suena en mi pecho. a he perdido el norte, ahora solo tengo tiempo que se encuentra milimétricamente prefijado y predefinido por mi cabeza. Mi corazón es un reloj, que mide los pulsos, un metrónomo de mi vida que controla el compás de mis actos, haciéndolos totalmente precisos y desoladoramente fríos. Calculada cada acción, calculada cada reacción, calculado cada sentimiento...



Un tic-tac, pero no de los de los relojes de ahora, un tic-tac metálico y mecánico, al borde del colapso provocado por la herrumbre producida por los escapes del tiempo y la vida, que entremezclados oxidan el simple mecanismo de esta bomba de existir y no vivir. Ahora cuando todo creía acabado, cuando las mañanas empezaban a brillar de nuevo, veo una foto.

Y empieza a bombear

viernes, 22 de junio de 2012

Pienso

Me gusta pensar.

Me gusta pensar que estoy vivo, que siento, que hay gente que me quiere, que quiero a gente, que hay personas que me necesitan, que yo necesito a otras personas. Me gusta pensar que mi sed de conocimiento, verdad y justicia persiguen algo más que satisfacción personal. Me gusta pensar que habrá un mañana, y hay veces que incluso me atrevo a pensar que habrá un mañana mejor. Me gusta pensar que hay gente que lee lo que escribo desde el principio hasta el final, que intenta comprenderme y se siente identificada con lo que escribo. Me gusta pensar que mis compañeros me aprecian y que puedo llegar a ser ejemplo para alguno de ellos. Y sobre todo me gusta pensar que los que me rodean son felices. Todas estas cosas me hacen sentir vivo y feliz.

No me gusta pensar

No me gusta pensar lo que amé y abandoné por miedo, lo que la gente dice de mi a mis espaldas, los comentarios hirientes gratuitos. No me gusta pensar en las mentiras que he contado, cuento y contaré, no me gusta pensar en los sueños que he olvidado, en las veces que me he prometido algo a mi mismo y me he decepcionado a mi mismo y a los que me rodean. No me gusta pensar en ti al acostarme. No me gusta pensar en el "nunca lo conseguiré", en el "no lo entiendo" o el "no me atrevo". No me gusta pensar en mi forma de ser algunas veces con las demás personas, la facilidad que tengo a veces de desconectar de aquellos que me quieren y se desviven por mi. Odio pensar en las oportunidades desaprovechadas y las ovaciones inmerecidas, en los méritos ficticios y los logros de papel mojado. En las gotas de olvido y los humos de desilusión. No me gusta pensar en lo oscuro de mi futuro y en la felicidad que no alcanzaré. Pero sobre todo no me gusta pensar en el dolor que sienten los míos. Todas estas cosas me hacen sentir débil y triste.

Pero aún así, pienso, porque no puedo vivir en el más absoluto auto-ostracismo, sin compadecerme de mi mismo pero sin aplaudirme en cada momento. Pienso, como consecuencia de mi humanidad.Pienso porque Adán y Eva tomaron el fruto prohibido. Pienso porque está en mi condición.


Pienso porque me hace libre, me diferencia de los demás y me permite mantener el espíritu crítico.