martes, 14 de octubre de 2014

Como vivir sin Dios

Cada vez que me pregunto qué es algo llego a la misma conclusión, casi sin saberlo los engranajes de mi cabeza toman el mismo camino que toman cada noche que dan las dos de la madrugada. Se va desprendiendo pensamiento a pensamiento, como rocas en una avalancha que sepultan lo que en cada día me construyo de forma inconsciente, pero no dejan de ser granos de arena que no me llevan a nada. ¿Qué es divertirse? ¿Qué es amar? ¿Qué es reír? ¿Qué es aprender?

   Preguntas inocentes que muchas veces obviamos al tomar axiomas que impiden que las formulemos, sin ningún reparo sabemos vivir sin ellas como vivimos sin Dios. Pero como casi todo en la vida, siempre hay un pequeño clic que hace saltar la chispa que incendia la pólvora del cartucho que impulsa la bala. La bala que, en este caso, no es más que una conclusión llegada a deshora, dejándonos catatónicos y atónitos por nuestra ignorancia supina. Se te tuerce el gesto e indigesto no te queda otra que responderte a ti mismo con algo que ya sabías pero que no te habías dado tiempo a responder, entretenido con los quehaceres y distracciones del día a día a los que no renuncias (o incluso anhelas semiestúpidamente).


    Te perdiste tantas cosas, tantas cosas por no saber la respuesta a tiempo. La respuesta de que vivir es compartir, y dentro de vivir entran tantas cosas. Cosas como divertirse, amar, aprender, soñar y reír. Desde tu madre, pasando por un amigo hasta un animal, todos ellos aportan los ladrillos que hacen de tu existencia una vida. 

sábado, 26 de octubre de 2013

Hoy

Piensa que cada mañana cuando te levantes verás como poco a poco tu vida cobra sentido. Piensa que cada error es una lección aprendida y procura no olvidarla. Piensa en las palabras que los demás te han regalado e intenta aprender de sus experiencias. Piensa que cada lágrima que dejaste caer fue por un sentimiento enquistado en la impotencia de tu inutilidad a la hora de actuar bien.

Vive como si cada día que pase fueran oportunidades que debes aprovechar en su justa medida, sin olvidar lo que soñaste hacer, sin olvidar que a cada día que pasa todo es más fácil y más difícil al mismo tiempo. Deja la pereza atrás, trabaja con tesón, sin dejarte vencer por las derrotas en las batallas diarias, pensando en la Gran Guerra que te queda por delante, valorando cada sacrificio que realizas. Riendo a cada momento que seas capaz, con aquel que quiera malgastar su tiempo en fumarse un cigarrillo contigo.

Mira atrás, e intenta no tropezar con las piedras que habrán dejado para ti. Paso a paso, acelerando cada movimiento que hagas hasta sentir como el viento roza tu cara y el Sol cae en el horizonte. Sin dejarte asustar por los fantasmas que te acosan cuando cae la noche. Luces que describen trayectorias indiscretas en mitad de la ignorancia de lo que creo que vendrá mañana sin hacerme sentir perdido.

Hoy, más que nunca, hoy. Hoy es el día que me levanté, pensé, me equivoqué, aprendí, olvidé, lloré, actué, viví, aproveché, soñé, trabajé, reí, fumé, hablé y me asusté.

Hoy, más que nunca, no puedo dejar de pensar en ti. Y hoy, más que nunca, amé.

domingo, 19 de mayo de 2013

Detrás de los espejos

Ya he dicho todo lo que tenía que decir. El silencio acampa en mis labios y los deja huérfanos de palabras. Mi mente está yerma de pensamientos que me devuelvan a la vida, pues ya hace tanto tiempo que dejé de sentir y de andar.
Ahora, sólo, estoy sin rumbo dando vueltas alrededor de ninguna parte sin saber qué camino tomar por miedo a equivocarme, ahogado en un mar de tristeza sin sentido del que nadie me puede sacar. Quién me podría sacar no quiero que sufra lo que siento y, a quién ve lo que siento no se preocupa por sufrirlo y ayudarme.
El problema, al fin y al cabo no dejar de ser mío y de mi incapacidad para enfrentar la realidad. Pues sin darme cuenta, solo estoy, solo sigo y solo seguiré. Por propia elección, por destino o incapacidad. Al final me acaban abandonando aburridos de mi compañía y mis necedades. Mis pretensiones de querer ser lo que no soy y de no saber lo que quiero ser. Un caparazón vacío que anhelaba llenarse, y ahí se quedó, en el anhelo. El no saber concluir, dejarlo todo a medias y firmar con el sello de la incompetencia.
Nadie que me conozca de más de seis meses quiere seguir a mi lado. Nadie que esté tanto a mi lado puede hacerlo sin estar sin mi. Harto de esas bocas grandes que se llenan de amistad y luego desaparecen. Necesitar un empuje y sentirse solo. No echo la culpa a nadie nada más que a mí, soy el único culpable de la situación.

Ahora, vosotros dormid y yo mientras tanto desearé hacerlo. De otra manera, siendo mucho más profundo y largo ese sueño que me permitiría ser libre sin tener que preocuparme por la frugalidad de la vivido, la incertidumbre de lo que viviré. Hasta entonces, me conformaré con observaros, detrás de los espejos viendo como cada momento, sin daros cuenta desnudáis una parte de vuestra alma como si nadie os viera.