miércoles, 22 de junio de 2011

Miradas

Quitándote la máscara que cubre tu cara muestras tu rostro y tus ojos que miran como cae la lluvia dejando sin sentido a los ciegos, mudos y sordos que se concentran en sus errores y desgracias mientras el granizo desaparece por el calor que emiten los cuerpos de los pájaros que sobrevuelan el cielo del atardecer con su color rojizo, maquillado de granate por las nubes y la lluvia.

 La tarde de tormenta que se equipara y nivela con la noche tranquila en la cual puedes observar las estrellas como si estuvieses en lo más alto del Teide, sintiendo cosquillas en la boca del estómago, recorriendo tu espalda y mimando tu piel, descansando en tu nuca y alimentando tus labios.

Noche compartida por dos chorlitos venidos a menos, con expectativas altas y con lastres grandes, metidos hasta las trancas en asuntos y problemas, cuya solución les queda muy lejana y grande. Se miran cómplices y se muestran su amor.

Eso es lo que evoca tú mirada, tu mirada cuando se quita la máscara de la tristeza y la apatía, cuando la limpias de mentiras y falsedad, y solo queda tu pupila rodeada por tu iris. Tan simple, tan hermoso, tan puro y tan tuyo.

domingo, 19 de junio de 2011

Desvariando en prosa

Descubierta la patraña, la mentira contada tras la barra muestras tu cara de verdad. 
Olvidando ocultar tu mirada tras la máscara que dejaste de usar renuevas tu vida tras engañarme y hacerme creer que el futuro está claro y no es oscuro como mostraste o quizás.
Destruyes la vida del interior de mi ser y construyes la estructura más difusa y corrupta que puedo comprender. Ahora me vengo, me vengo con tinta, imprimiendo mi ira, mi ira oculta, oculta con paños de sonrisas y tenacidad.

Migrando sentimientos y obsesiones veladas, tras el manto de furia que solo me dejas en el fondo, en el fondo de un alma que busca consuelo, sin encontrar nada más que espinas donde sentarse sin descansar. 
Exigiendo respuestas, obteniendo preguntas y miradas que interpretar. Actos cambiantes, manos vacilantes, sin saber bien que tocar.

Disparas. La metralla alcanza a todos, todos heridos, todos sangrando, sangrando de infelicidad.
Deshaces promesas, promesas malditas que no harán nada más que condenar a lo que quede de humanidad.
Y ahora despiertas, despiertas de un sueño que jamás pudiste olvidar, sueño de gente de gente que quieres y que nunca recordarás.
Recordarás sintiendo la muerte en el pecho y una parálisis, que por mucho que vivas no sufrirás.

Vengado, ya callo, callo sin forma alguna de poder decir lo que pienso, sin mostrar lo que siento, sin acceder a contar mi verdad.

martes, 14 de junio de 2011

Mirando al cielo

Sigues la estrella que cruza el cielo, intentando que cumpla tus deseos y noche tras noches eres consciente de la fugacidad que la embarga. Perseveras en tu búsqueda sin encontrar resultado alguno que llegué a resultarte satisfactoriom, multiplicas tus esfuerzos y reduces tus resultados. Te sobrecoge la desesperanza y te marchita la ilusión.

Ahora eres una sombra. La sombra de la estrella que persigues, del sueño que se te escapa y el amor que perdiste. Ahora buscas el gorrión azul del poeta que en su pico lleva de manera ligera la única esperanza que albergaste, la única que recuerdas y que quieres recuperar.

jueves, 9 de junio de 2011

Bestias e Ídolos

Destruyes la bestia que hay. Que recuerdas olvidar cada noche al acostarte sin mirar atrás. Sin sentir pánico por su desaparición, pues crees que te sobra. Y no,es una parte de tí, una parte tan valiosa como ese ídolo brillante que muestras por la calle con tu sonrisa colgate. Tan positivo como negativo, tan afable como arisco, tan apolar como polar, tan vivo como muerto. Te destruyes, destruyes el bagaje emocional que acumulaste por no ser capaz de soportarlo.

Y como consecuencia: volver a caer, volver a repetir la misma experiencia y tener el mismo bagaje con consecuencias mayores acarreadas por tu edad. Y volver a empezar, intentando olvidar, y volviendo a caer. Que naturaleza humana más penosa. Menos mal, que no podemos recordar conscientemente todo de cuando somos niños de teta, pues si no, probablemente también intentaríamos borrar nuestros fallos, en vez de intentar dormir con ellos. La conciencia lastra al hombre que la soporta e impulsa al que la comprende.