miércoles, 22 de junio de 2011

Miradas

Quitándote la máscara que cubre tu cara muestras tu rostro y tus ojos que miran como cae la lluvia dejando sin sentido a los ciegos, mudos y sordos que se concentran en sus errores y desgracias mientras el granizo desaparece por el calor que emiten los cuerpos de los pájaros que sobrevuelan el cielo del atardecer con su color rojizo, maquillado de granate por las nubes y la lluvia.

 La tarde de tormenta que se equipara y nivela con la noche tranquila en la cual puedes observar las estrellas como si estuvieses en lo más alto del Teide, sintiendo cosquillas en la boca del estómago, recorriendo tu espalda y mimando tu piel, descansando en tu nuca y alimentando tus labios.

Noche compartida por dos chorlitos venidos a menos, con expectativas altas y con lastres grandes, metidos hasta las trancas en asuntos y problemas, cuya solución les queda muy lejana y grande. Se miran cómplices y se muestran su amor.

Eso es lo que evoca tú mirada, tu mirada cuando se quita la máscara de la tristeza y la apatía, cuando la limpias de mentiras y falsedad, y solo queda tu pupila rodeada por tu iris. Tan simple, tan hermoso, tan puro y tan tuyo.

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