miércoles, 31 de agosto de 2011

F**k You & Smile

Agarra el papel. Arrúgalo y rómpelo. En trocitos pequeños, tan pequeños como quieras y luego, sóplalos. Y ahora en el aire míralos caer, poco a poco, como si fuera el confeti de una celebración de año nuevo. Lo tuyo también es una celebración, celebras la libertad.

Me pides opinión y no me escuchas. Pues ya sabes... Solo lee arriba y verás lo próximo que tengo planeado decirte.

jueves, 25 de agosto de 2011

Nueces de atrezzo

Soy joven. Lo soy de mente y cuerpo, lo soy porque lo soy, porque mi edad no da para más. Pero ahora estoy empezando a vivir, a ver con otros ojos y sentir con otras manos. Lo que antes pasaba desapercibido para mi y no despertaba en mi otra cosa que no fuera indiferencia, ahora me produce indignación. He crecido, he madurado, mucho o poco, pero lo he hecho.

Antes creía, por mi experiencia, que la única manera de olvidar a una persona que habías sentido algo era el odio. Tenías que odiarla con todo tu ser, buscar cada defecto y hacerlo insoportable para ti, así poco a poco la herida se iría curando, como si hubiera sido cauterizada con el dolor caliente del odio, así no se infectaría de sentimientos y recuerdos bonitos.


Pero ahora, ahora veo una forma mucho  más útil y rápida, mucho más dolorosa. Se llama decepción. La decepción es como una gran losa fría que se posa en un cuerpo y te deja el ánimo bajo, tan bajo que podría decirse que ha desaparecido. La decepción congela tu herida y te hace insensible, muy, muy insensible. Entonces es cuando te cuesta hablar con esa persona, mirarla a la cara, hacer bromas y sentirte su amigo. Rehaces cada momento antes de la catástrofe y te lamentas de lo ocurrido, pero no puedes hacer nada, ese pesar no desaparece. Ves como actúa, te llevas las manos a la cabeza mentalmente y piensas que no podría ser de otra manera, que se lo está buscando, que las mentiras bajaron el precio de su alma y ahora ya no tiene valor alguno, que sus actos no honran lo que es, que trató mal a todo el mundo y se rio de las personas a las que decía que le importaban. Era todo atrezzo, cáscara y envoltorio.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Cantando libres

Los locos tiran sus camisas de fuerza, los presos sus gorras y sus esposas, los condenados sus cadenas, los médicos sus batas, los profesores sus tizas, los arquitectos sus escuadras y cartabones, los albañiles los ladrillos y los barrenderos sus escobas. Libertad cantada, libertad soñada, libertad igualada. Nadie, nadie diferente todos iguales, iguales ante los ojos de otros, iguales ante tus propios ojos. Gordos, flacos, altos, bajos, rubios, morenos, pelirrojos, castaños, peludos e imberbes, todos ellos bajo la misma música, bajo el mismo cielo y el mismo sol. Bañados por la misma lluvia y coreando los mismos sonidos, los mismos acordes, la misma armonía. Nada hay que no sea todo. Todo

El mundo se merece esperanza. Pero de la de verdad

domingo, 21 de agosto de 2011

Esperando a la lluvia


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Las preguntas suelen tener respuesta. Pero para responderlas, normalmente han de formularse.

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Sales de tu casa, y empieza a llover. Decides continuar, no tienes nada que hacer, nada que decir, nada que perder... Recoges un panfleto del suelo. Las gotas de lluvia lo han mojado, aún está legible, lentamente lo abres y en su interior no hay nada. Nada que transmitir, algo banal y superfluo que te hizo mirar el interior revela la nadería de su interior. Desconfiado y decepcionado, finges sentirte emocionado y agradecido por haberlo encontrado. La lluvia sigue y tu estás cada vez más mojado. Ahora te refugias bajo el balcón de un edificio de pisos. Miras hacia arriba y ves, allí, una maceta con una planta colgante, bajas la cabeza y la ves a ella. Te da igual, ya no hay nada, ya sólo queda el pasado que es poco importante y menos relevante.

Te mira a ti, como si estuviese haciendo una radiografía con sus preciosos ojos marrones,  pero marrones como la miel, y sin querer desvías la mirada. Que cobarde eres, ¿no crees?. Una gota de agua se resbala desde tu frente a tu barbilla y se dispone a caer justo cuando ella se da la vuelta y te ignora. No te importa, las oportunidades son finitas y ella ya consumió las suyas. ¿Qué te queda? ¿Esperar, quizás?.

Esperando las disculpas tal vez, o sólo que se percate de la situación precaria que provocó te basta, te basta sólo con un poco de su dolor por efímero que sea, sin querer que sufra, pero que lo sienta. Que sienta cada punzada que dio, a modo informativo nada más, pero que su corazón y su estómago registren el sufrimiento provocado por su actitud caprichosa e infantil, por sus ganas de jugar a juegos que no le están permitidos.

Abre su paraguas y te olvida. Sinceramente, no estás afectado, o por lo menos no tanto como te cabría esperar. Mojado por dentro y por fuera abandonas tu enclave, y buscas un camino para regresar sin mojarte mucho más, pues la ropa cuando se moja pesa mucho y tú llevas ya demasiado equipaje.


lunes, 15 de agosto de 2011

Molinos de Agua

Me guiñas un ojo, sonríes cómplice de mis pensamientos esperando que yo acceda de buen grado a tus peticiones e intentado que de mi brazo a torcer. Sabes, intuyes o prevés que no. Mi corazón sobresaltado, arraigado, lustrado, maltratado, enfadado y amainado despeja las dudas de mi ser, refleja los sentimientos ocultos por una capa de indiferencia y enfado, por un velo que esconde lo que no supiste ver, lo que no quisiste ver.


Ahora, otra alma, desdichada cual la mía, desea verlo, sentirlo y tratarlo, pero tarde es, ahora ya no es el momento de querer, el momento de amar. Ahora recurriendo al refrán el molino quedó vacío, yermo de agua, de vida y movimiento, y queriendo sin querer, rechazando sin rechazar, mintiendo sin decir la verdad, se mira  a los ojos y se insta a olvidar.