domingo, 29 de abril de 2012

No más grande que mis pies

El círculo se estrecha. Las opciones se reducen y solo quedan reacciones equivocadas, poco útiles o dolorosas.

Mirando con los ojos del corazón esperas que llegue y yo no sé ir. No se ir porque ya olvidé el camino y me niego a recordarlo una vez más. Me niego a volver como cada vez que me llamas porque cuando llego ya nunca estás allí.

Ahora, cobarde, he decidido no volver a cometer el mismo error aunque sé que esta vez será distinto, pero la sombra del abandono planea sobre mi cabeza y ya no queda nadie con quien hablar. Las personas que me apoyaron necesitan vivir sin mi, sin mis neuras y sin mis pensamientos envenenados que impiden su felicidad. Debo inmunizar mi corazón de mis propios venenos y conseguir que mi cerebro controle lo que yo le deje.

Aún así el círculo se cierra, mis opciones disminuyen y solo huyo, sin deber, en vez de enfretarme a mis fantasmas cuando en realidad debería darme la vuelta y mirarles a los ojos, y solo ver, que no son nada más que una sombra del pasado. Una sombra que me atormenta. Pero más me atormenta la luz que los haría desaparecer.

Mientras tanto yo sigo vagando confuso dentro y fuera de mi mente, sin rumbo, perdido, esperando que el círculo no sea mucho más grande que mis pies.

1 comentario:

  1. Y entonces sin darnos cuenta de que la mejor solucion a todo problema es la breve ausencia de nosotros mismo mas se empozoña la herida y menos remedio tiene el veneno...

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