martes, 29 de noviembre de 2011

Pensando que pensaba

Y pensar que no he dejado de pensar. Y pensar que mi mente re reblandecía como un helado en verano, como un sugus en la boca de un niño como una abuela ante el llanto de su nieto.

Que no he dejado ni un solo momento de tener en mente las cosas que debí haber olvidado, solo cuando el pasado te aborda te das cuentas de esas cosas, cuando las personas reaparecen y cuando tú quieres dejarlas entrar, te das cuenta que no has dejado de pensar ni por un solo momento.

De recordar caras por la noche y labio que no se llegaron a tocar, de princesas en tierras lejanas protegidas por el dragón de las lágrimas, de caballeros con la armadura rota y el caballo cansado. Y el ogro de la distancia se interpone entre ellos, poniendo barreras insuperables, no porque no se puedan superar si no porque nunca intentaron superarse. Es un cuento imposible.

El cuento del lunes enamorado del martes, que cuando uno va el otro viene, y cuando vuelve a llegar el primero  y  se pone a esperar al segundo aún no sabe que solo lo rozará con el suspiro de un segundo.

Pero de nada me sirve pensar que pensaba, pues no sabía que lo hacía, era como si no hubiera hecho nada. Y no hacer nada me quita todo derecho a reclamar mi algo.

3 comentarios:

  1. Estás enamorado, amigo.

    ResponderEliminar
  2. No necesariamente, es un cuento en primera persona... y esa primera persona no tengo que ser yo.

    ResponderEliminar
  3. Pues a mi me parece un cagao

    ResponderEliminar