sábado, 8 de octubre de 2011

La espera

Espero a volver a ver el sol. Pero ahora quiero esperar contigo, porque solo hace demasiado frío y yo ya tengo la nariz helada y las orejas con sabañones. Me canso de esperar, de esperarme a mi mismo y a mi indiferencia, a mi falta de valor y de concisión, a mi desvergüenza y mi desparpajo. De esperarte a ti, a tu cara y tus manos, a tu boca y tus ojos, a tus labios y a tu lengua.

Me olvido, la espera sustituyó al recuerdo. Al recuerdo de aquel día en el que yo me negaba a cambiar, a avanzar y reencontrarme con la mentalidad que había abandonado antes. Que más dará que lo haya olvidado, la espera es lo que importa, la espera es lo que perdura, la espera es lo que queda.

Pero la espera me desespera, me anega la fuerte marea de soledad que siento cuando el sol sale. Cuando lo espero solo por la mañana sentado en la muralla.


¿Qué me queda? Esperar. Esperar a mañana, y que estés tú, esperando a que yo espere.

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