¿Y sabes por qué te ocurre eso? Porque cada vez que crees que estas ahí, en realidad no lo estás, es solo que las cosas te fueron momentaneamente bien, y te confiaste, dejaste todo rodar sin control y al final te dio de bruces. Pero claro jamás aprenderás, nunca cambiarás y tampoco pretendes hacerlo. Seguirás con los mismos errores y fallos, volverás a creer que puedes cuando en realidad todo debía seguir igual.
Nada tuvo que ocurrir, y tu creías que una realidad inexistente estaba ahí, te engañaste y viviste con ella a cuesta. Ahora, te han abierto los ojos del manera más rápida, con una hostia bien dada en toda la cara, sin contemplaciones ni paños calientes. Y que quieres que te diga, te la mereces. Te la mereces tanto como me la merezco yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario