
Y ahora, me doy cuenta de mi error, siete meses más tarde, cuando mi vitalidad y mi mentalidad sufren la crisis más importante que puedo recordar con mi maltrecha memoria. Ahora me doy cuenta, y no puedo evitar reírme de mi error. Que cándido fui, que ingenuo, como no lo vi. Pero, ya no hay marcha atrás, debo convivir con mi error y pensar, que aún estoy a tiempo de dejar la prosa y volver a la poesía.
Y ahora, me doy cuenta de todo lo que ignoraba, me siento vendido y siento que la poesía ya no volverá jamás conmigo, que se ha marchado con el verde y no volverá con el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario